jueves, 16 de julio de 2009

Lo que nunca seré



Ya con mis taytantos años asumo que hay ciertas cosas que nunca lograré hacer ni ser, a pesar de que me habría gustado.

De pequeña todo aquello que veía en la tele me gustaba: quería ser patinadora artística sobre hielo, nadadora a lo Esther Williams, claquetista, cada vez que veía una película de Fred Astaire y Ginger Roger. Incluso quise ser Arconada en el mundial de Naranjito allá por el 82. Quería ser todo aquello que me impresionaba.

Ya con un poco de menos seso, en la adolescencia, pues seguía interesada en las cosas que me fascinaban. Recuerdo especialmente el gusto por el baile moderno de escuela. Incluso llegué a enterarme de dónde había una academia de baile a lo Flash Dance en mi ciudad. Y nada menos que el Ballet Sum, que salía en el Un, Dos, Tres. Por suerte para mí, no pude entrar.

Menos mal, que en esa época, me encantaba cómo pronunciaba inglés la profesora que tenía por entonces. Eso sí que me enganchó, y por eso sí que luché. Tanto, tanto, que hasta hice la carrera de Filología inglesa, y me gano la vida con ello.

Pero aunque ya zanjé el tema de mi profesión, hay muchas cosas que quedaron en el tintero, la mayoría allí quedarán para siempre:
- violonchelista
- cantante
- bailaora
- florista
- sumiller y enóloga
- pintora (de cuadros)
- modista
- atleta
- extranjera de un país muy lejano
- alta y delgada
- Audrey Hepburn
- y otras muchas cosas.

Ya digo, la mayoría de estos anhelos pues quedarán como suspiros perdidos. Intentaré, sin embargo no proyectar esos deseos de lo que yo no fui en mis hijos, aunque es inevitable ver que tienen destreza para determinadas actividades. Pero ese es otro cantar.

Y como en verano se da mucho lo del picoteo informal os traigo unas galletas saladas muy, muy ricas.

Por cierto, felicidades a las Cármenes, que por aquí hay muchas y todas muy guapas, en especial felicito a mi sobrinita, sobrina-nieta, he de decir. Besos.

12 comentarios:

María dijo...

¡Ay los suspiros perdidos! Yo quería ser escritora. Sin duda, en imaginación y ganas de ser algo, tú superas a cualquiera. ¡Eso sí que son profesiones para soñar! :-) A mí nunca llegó a fascinarme nada tanto... O casi nada. Pero, peso a los taitantos, no creo que ninguna de las cosas que soñaba esté aún perdida. Y, si no, siempre nos quedará París. ¿No?

Un beso.

Marta dijo...

Yo doy gracias a que los sueños, sueños son, de no ser así perderían todo su encanto. Y como bien dices, a pesar de que te hubiera gustado gustado hacer otras cosas, estoy convencida de que lo logrado no se queda atrás de lo soñado, o no?

Yo por mi parte soy la niña de los casi... jajajaja, casi soy concertista de acordeón, solista de conjunto coral, mochilera (aquí nos quedamos demasiado cerca, jajajaja) titulada en inglés (escuela oficial de idomas), psicóloga... falta la especialidad, cocinera (sólo llegué a pinche)... etc, etc. En fin el casi me persigue, gracias que hay cosas que sí conseguí terminar y otras que lograré seguro.

Un besazo... yo también soñé ser Audrey Hepburn ;)

Jesús Cotta Lobato dijo...

A mí me pasaba igual. Yo soñaba con ser lo que veía en la tele. Al final uno se da cuenta de que para ser bueno en algo uno puede hacer una o dos cosas. Pero tú eres ya enóloga y un poco pintora y un poco modista y además una estupenda cocinera y anfitriona y bloguera etc.

ReyVindiko dijo...

Yo quería ser japonés, pero el idioma, la distancia y la comida me echaron para atrás.
Otro día tendrás que hacer una entrada con los sueños cumplidos: lo de ser buena esposa, buena amante, buena madre (más o menos en ese orden). Y si no acuérdate de aquel poema del columpio ...

Máster en nubes dijo...

Me ha hecho mucha gracia esta entrada, verdaderamente cada persona es un mundo, Mirna.

Creo también que es muy bonito descubrir ya "mayor" cosas que quieres ser y hacer... y que puedes ser y hacer.

Hay regalitos estupendos que de repente se descubren, no sé, te los dan a los 30 y a los 40 y .... te apasiona de repente hacer punto de cruz y te sale de muerte.

O nunca habías dado clases y las empiezas a dar y resulta que lo haces bien.

Son regalos de madurez que nos dan muchos, creo.

Además de lo ya dicho por todos, de lo que uno ya es ¿no? (joé, tía, qué bien ¿no?), o en lo que uno está intentando ser...

Mirna dijo...

María, pues sabes qué te digo, que dotes de escritora sí que tienes. La primera vez que visité tu blog, Lágrimas de cocodrilo, por entonces, me quedé enganchada a él inevitablemente. Por supuesto, por un lado esas recetas y esas presentaciones; pero blogs de cocina hay muchos, con recetas muy buenas también y presentaciones de lujo. Lo que realmente me entró por los ojos fue tu forma de escribir; cómo eras capaz de transmitir a través de las palabras, los sabores y olores de tu cocina.
Así que ya sabes, a lo mejor no está cerrada esa puerta. Y si no, como bien dices, siempre nos quedará Paris.
Un besazo.

Mirna dijo...

Marta, pues si eres de los casi, por lo menos estás más cerca que yo en muchas cosas y las has probado. De todas formas, esta entrada no es más que algo anecdótico que cuento; por supuesto que lo logrado es lo más importante.
Ah, y dudo yo que muchos de tus casi no sean ya completos. ;)
Un abrazo.

Mirna dijo...

Muchas gracias Jesús por todo lo que me dices. Ya sabes que os espero este fin de semana.
Un abrazo.

Ay, Reyvindiko. Menos mal que no naciste japonés; seguramente no nos habríamos conocido (ya sabes que no creo en el destino). En cuanto a todo lo demás, muchas gracias. Además viniendo de ti pues me gusta especialmente más. Y ese poema va a haber que desempolvarlo.
Un beso muy fuerte.

Mirna dijo...

Aurora, estoy totalmente de acuerdo contigo. Lo malo es que la vida a veces nos pone oportunidades delante de las narices y no siempre se cogen, unas veces porque no se han visto, otras por pereza, miedos, otras responsabilidades... y otras tantas cosas.
Un abrazo.

Shadowman dijo...

Recuerda que de pequeña llegaste a ser "Estrellita Loca", una gran potencia del folklore patrio de aquella época.
De todas maneras lo que sí has llegado a ser es una madre feliz, excelente esposa, hija ejemplar y maravillosa henmana, lo que no es poco.
Ah, y excelente cocinera.

Mirna dijo...

Querido hemmano, lo de Estrellita loca, la que barre (olvidabas el título), me ha llegado. ¡Qué tiempos aquellos en el Club Cucaracha!
Muchas gracias por todo lo que me dices. Viniendo de ti me llega mu jondo.

Juan Antonio González Romano dijo...

Yo he superado ya no ser pianista, pero me hubiera encantado en su momento. Y cuánta razón tienes en eso de no volcar nuestras frustaciones sobre los hijos. Ayer precisamente estuve comiendo con una amiga que odia el piano, después de haber hecho cuatro cursos por obligación materna en el conservatorio. Desde que se casó no ha vuelto a pulsar una tecla, por haberle cogido auténtico asco.
Un beso, Mirna.