martes, 27 de octubre de 2009

El tatuaje





Aquí os presento el tatuaje de Reyvindiko. Es su brazo derecho, de verdad, no es broma. El cambio de edad le ha sentado así, ¿qué le vamos a hacer? Todavía quedan tres hechos más para empezar a preocuparme, ya lo dije en la entrada anterior: el gimnasio, Monica Bellucci y el pelo engominado (esto último, sin ánimo de cachondeo).
Bueno, pues os explico, se trata de la cruz de San Benito. Esta cruz tiene de particular que es la que se usaba y se sigue usando en los exorcismos. Cada serie de letras corresponde a las iniciales de una oración en latín para expulsar al diablo.
Empezando por las cuatro letras en cada ángulo de la cruz, dice así: Crux Sancti Patris Benedicti (Cruz del Santo Padre Benito); paso ahora a la cruz central: Crux Sacra Sit Mihi Lux (Mi luz sea la cruz santa), Non Draco Sit Mihi Dux (No sea el demonio mi guía). El semicírculo derecho dice: Vade Retro Satana (¡Apártate, Satanás!) Numquam Suade Mibi Vana (No sugieras cosas vanas); y el izquierdo: Sunt Mala Quae Libas (Pues maldad es lo que brindas) Ipse Venena Bibas (Bebe tú mismo el veneno).
El De paso de debajo no está en la cruz, pero creo que necesita poca explicación ¿no?
Original, ¿verdad? Cuando me empezó a hablar del tatuaje ya me lo veía yo con el legionario Amor de madre, o el dragón chino, o algo más moderno, como el nombre de los cuatro niños en chino o en celta. Supongo que este último le resultaría tentador, pero claro, ¿y si viene un quinto o un sexto? sería poco práctico, yo en el paritorio y él en el tatuador (aunque bien pensado me sentiría acompañada en el dolor).
No sé qué sorpresa me espera en el futuro. No quiero pensar lo que se tatuará dentro de diez o quince años (de verdad que no quiero ni pensarlo).

Un beso a todos.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Reyvindiko cuenta uno más




El lunes pasado fue tu cumpleaños, taytantos, como la mayoría. Lo malo de cumplir años en lunes es que al final tu día pasa sin pena ni gloria; pero claro, siendo hombre como eres, y en estado ascendente en años, como estás, pues el día pasó finalmente con más pena que gloria. La noche lo salvó, quizás. Me refiero a la charla, al vino, a mis judiitas verdes, ¿verdad?
Aquel dicho famoso del anuncio <<no pesan los años, pesan los kilos>>, ja ja, casi me lo creo. Tú no estás gordo y, en cambio, los años sí que te pesan. Tienes una visión muy negativa del paso del tiempo. A mí me da miedo; a ti te angustia. Será que yo soy mucho más simple que tú y me consuela el mal de muchos; sin embargo, lo que no me consuela nada es ver que el paso del tiempo no trata a todos por igual, pero esa es una cuestión aparte.
Los argumentos que me fuiste dando te los fui desmontando uno por uno, eso sí, quizás gracias a la elocuencia que puede dar una buena copa de vino. Pero sé que en tu cabezota siguen todas esas ideas rebotando como pelota dentro de una maquinita de pinball. Eres hueso duro de roer, y lo que en mí se transformó en elocuencia, en ti, creo que fue más bien atontamiento.
En fin, empezaré a preocuparme realmente por ti cuando te apuntes a un gimnasio, hables en exceso de Monica Bellucci, y te pongas gomina en el pelo. Esto último me preocupará especialmente. Mientras, tú ya sabes que la m va detrás del 7. Feliz cumpleaños, aunque con unos días de más.

Y como no, he intentado traerte uno de tus dulces favoritos, para que soples tus velitas. Se trata de un pío x: brazo gitano relleno de crema y bañado en coco rallado. Prometo receta, que es muy facilito y siempre entra bien.
Besos a todos.
(Lo de prometo receta se está convirtiendo en algo habitual, ¿verdad? pero luego nunca la pongo).