lunes, 6 de julio de 2009

De gallina galáctica a hermoso cisne de cuento


La verdad es que hay que ver lo que pasamos las mujeres a veces para estar bellas. La belleza es tan importante que nos solemos dejar una pasta gansa y no nos importa ni siquiera el sufrimiento físico para conseguirla (por cierto, me voy a encender el aparato de la cera, no os vayáis). A pesar de lo que piensa Reyvindiko al respecto, a la mayoría nos gusta estar bellas para nosotras mismas. No hace falta que ningún maromo nos alabe lo guapas que somos, o que estamos, aunque siempre nos gusta que nos lo digan.

Para vernos guapas hay ciertos puntos que no nos pueden fallar. El primero de ellos es la depilación. ¡Mira que son feos los pelos donde no tienen que estar! Es que incluso aquellos que no se van a ver parecen que te hacen desmerecer lo arreglada que vayas. Además, nunca se sabe lo que puede pasar. Empezando por la cabeza, las cejas y el bigote. Unas cejas bien depiladas te hacen el 70% del maquillaje en los ojos, es más, a veces no hay ni que pintárselos. Y del bigote ya ni hablemos, las Wifredo ya no están de moda. Seguimos bajando y axilas e ingles fuera, aunque llevemos manga larga y no vayamos a la playa; si vamos arregladas, cualquier pelo que no esté en la cabeza debe salir inmediatamente (lo de que he encendido la cera es en serio, ¿eh?). Las piernas, fundamentales, es que hasta cuando una se mete en la ducha le sube la autoestima si está bien depilada.

Seguimos con los pelos, pero ahora los de la cabeza. Debo confesar que hace un año o así me empezaron a salir algunas canas. Al principio pensé llevarlas con dignidad, ea, hay que aceptarse tal cual una es. Pero la verdad es que pensando, pensando, ¿para qué voy a aguantar tener canas si no me gustan? Si me gustaran, pues vale, pero aguantarme porque sí, pues no la verdad. Pues nada, vamos a la peluquería a hacernos esclavas del tinte. Menos mal que Loli, mi peluquera, es muy sensata y me dijo que era mejor empezar por unas mechitas rubias, que como yo siempre he sido muy rubita pues que me iban a quedar muy bien. Loli, lo que tú digas. Y aquí llega la conversión en gallina galáctica: te ponen un gorro de plástico como los de natación llenos de agujeritos por los que van sacando mechones de pelo con un punzón. ¡Qué dolor! ¡Y qué dolor de cabeza luego! Mientras tienes el gorro con el tinte tus pensamientos se centran en rezar para que no haya un cataclismo y tengas que salir de la peluquería con esa pinta- Dios mío, que no pase nada. Pero al cabo de una hora y un lavado de cabeza con el que mudas hasta el pellejo del cuero cabelludo, quedas como la misma Aurora de la Bella Durmiente. ¡Qué cabeza! ¡Qué melena!

La ropa es otro factor superimportante. Por mucho que digan que aunque la mona se vista de seda, mona se queda yo siempre añado que prefiero ser mona en seda que simplemente mona. Aquí, ya solo debemos tener en cuenta el gusto y estilo personal, lo que nos vaya bien, y la ocasión. Así que en la ropa no me meto. Ah, y no debemos olvidar la ropa interior. Tengo una amiga que siempre dice que hasta para bajar al mercado lleva la ropa interior conjuntada ya que nunca se sabe si puedes tener un accidente y qué van a pensar los de la ambulancia y los médicos que te vean.

Por supuesto, hay que usar complementos: collares, anillos, pulseras, pendientes, un cinturón, un bolso bonito (por cierto que no tengo), un abanico coqueto, coleteros, chales y demás. A veces te visten más los complementos que la misma ropa.

Cosméticos y maquillaje. Una piel limpia, hidratada y cuidada, hace tanto. Yo no soy muy de pintarme ya que tengo, gracias a Dios, muy buen color. Ya me puedo estar muriendo que el color no se me va de las mejillas - algo bueno tenía que tener. Pero reconozco que hay que cuidarse y que usar buenos cosméticos ayudan y mucho. Aurora, cielo, qué maravilla de ampollas, rejuveneces, te iluminas y pareces que se te sube el guapo y todo. Y luego, la piel lista para recibir el maquillaje. No me pinto mucho, pero un poco de rímel, una sombra muy suavita y un toque en los labios, y me quedo genial (jaja ;))

Y por último, el perfume. Para mí, el perfume habla por uno. Si vas de noche, si sabes que habrá plan, algo intenso pero que no aturrulle a los otros. De día, para el trabajo, algo fresco, de flores o afrutado (me gustan los cítricos). Y para cualquier ocasión, Ysatis de Givenchi, huele a limpio y a fresco, me gusta.

Menudo rollo os he soltado. Os echo de menos, pero no tengo tiempo para nada. Y ahora os dejo, que me voy a arreglar para esta tarde. Me voy al concierto de Elefteria Arvanitaki, ya os contaré.

Y como hablamos de estar bellas, en la cocina también. Una dacquoise de chocolate. Suave, ligera y de chocolate, ideal y divino de la muerte. Besos y perdonad que no sea una asidua bloguera.

11 comentarios:

ReyVindiko dijo...

En fin, tengo, como sabes, algunas objeciones al respecto, pero a mí lo que me gusta es que te gustes, porque entonces tienes una sonrisa más interesante.

Unknown dijo...

Considerate perdonada... que es un gozo leer lo que escribes! Y ahora voy a arreglarme....

Un beso, Marjolein

Mirna dijo...

Conozco bien tus objeciones Reyvindiko. Lo de gustarme sabes que va por épocas y que depende de muchos factores.

Marjolein, como siempre es un placer tenerte. Reconoce que tú te tendrás que arreglar bien poco, ¿a que sí? No eres de las que necesita muchos potingues ni remiendos. Un besazo, guapetona.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Querida Mirna, la verdad es que valió la pena pasar por el trago de la gallina galáctica. En cuanto a tu versión de la mona en seda, ¡qué buen arpón antitópico!

Mirna dijo...

Jesús, muchas gracias por el cumplido. Eres tan atento. En cuanto a lo de la mona en seda, celebro que te haya gustado. Un beso sedoso para ti y para Raquel.

Máster en nubes dijo...

Pero ¿dónde narices estaba yo ayer que no vi tu entrada esta tan interesante sobre la belleza? (en el taller con el coche + con el irpf e iva trimestral, contesto a la pregunta retórica para que quede constancia).

Uf, totalmente de acuerdo, qué te voy a decir Mirna, yo creo mucho en el I+D+i aplicado a la belleza. Lo único que me horrorizan son las operaciones y meterte en el cuerpo cosas extrañas con bisturís y demás, o inyecciones y tal. Todo lo demás, lo tópico (con perdón de Jesús y en el otro sentido, de ponerse en la superficie) lo pruebo, lo consumo, lo regalo y me lo pongo. Me encanta.

Y lo de las cejas ¡fundamental!, es la base.

Pero lo que más guapa en primer lugar (en segundo y tercer, etc.) ya te lo dije, y con eso no hay quien compita. Así que apliquémonos a ello ;-)

un abrazo, guapetona

Mirna dijo...

Bueno Aurora, ¿qué te voy a decir a ti? A mí me da que tú eres de esas mujeres que con cualquier trapillo que te pongas le sabes sacar el máximo partido. Se te ve, se te lee, se te intuye, elegancia y clase, y eso no lo da el I+D+i ni las ampollas ni nada de nada; eso lo llevas tú de manera innata.
Un besazo.

Máster en nubes dijo...

Ya me gustaría, pero ni de broma, pero gracias por el halago, hace ilusión siempre.

volviendo al tema que nos ocupa, antes de que se me olvide, anécdota que me contó mi abuela a propósito de la ropa interior.

Años como 40, quizás 50. Doña Celia Gámez -Mirna, eres muuucho más joven que yo y no habrás oído hablar de dña Celia, así que lo explico, era una señora de armas tomar con voz de cazalla que tenía una compañía de revistas (no editorial, de revistas de teatro, las leandras y tal), en fin, un monumento y eso que no era guapa en el sentido clásico.

Con ella estuvieron de chicas de coro y demás Concha Velasco y otras. las tenía a raya, a todas, las exigía mucho y todo era como muy picante pero muy serio. En fin, tiempos.

El caso es que la entrevistan y era el tiempo ese en la que las chicas de revista eran todas muy decentes, iban con sus madres a todas partes y de tener tenían un amante que las ponía piso y sanseacabó. Ay, Dios, prosigo que me enrollo como las persianas.

Entrevistan a Celia Gámez y la preguntan lo siguiente: pero Dña Celia ¿por qué obliga Vd. a ir a sus chicas con ropa interior de seda siempre? Si no la van a enseñar (insisto, todas muy decentes y como mucho el amante fijo y ya). Si nadie lo va a saber ¿para qué llevarla? (

Y contesta Dña Celia: es que aunque nadie lo sepa, .... ellas lo saben.

En fin, pues eso.

Mirna dijo...

Aurora, estábamos cruzadas, tú en mi blog y yo en el tuyo.
Me ha encantado la anécdota. En serio, si al final va a ser Reyvindiko el que dé en la clave, como siempre, con lo de que lo importante es que yo esté contenta. Pues sí, cuando una se sabe guapa, todos la ven más guapas. Se refleja en cierta medida.
Un besazo y enróllate cual persiana cuanto quieras, que me encanta. Por cierto, te tengo que comentar sobre el enlace que me mandaste el domingo. A ver si luego encuentro un hueco, que hoy tengo tropilla infantil.

Marta dijo...

Uy, llego tarde... totalmente de acuerdo con vosotras, yo tampoco es que le dedique demasiado tiempo a mi cuerpo serrano, pero últimamente parece que me apetece más, serán los años??? no sé, el caso que seguramente algún día aprenda a pintarme la raya de los ojos (jijijiji) no pierdo la esperanza.
Un besazo.

Mirna dijo...

Tranqui, Marta, tú tienes unos ojos preciosos y no necesitas la raya de los ojos para nada. Además, yo tampoco me la sé hacer, ni con el lápiz ni con el eyeline de las narices, ;)
Un besazo.